viernes, 29 de septiembre de 2006

Noche

Vengo en la noche a poner una lágrima de vino tinto en estas páginas.
En la noche de otoño recién estrenado.
En el otoño como una nuez recién abierta,
como una almendra que apenas ha caído del árbol.
Aromas dorados.
Lejanías.
Ausencias. La primera, la mía.
No sé dónde está mi esencia.
el centro, el centro que me mueve y no veo el lugar donde todo comenzó


la luna


una bola de algodón


mis trozos. Mi vientre. Mis labios.

La noche profunda.
Un beso que se pierde sin encontrar la piel la meta las manos.
Cierra los ojos y verás dentro de tí.
Y allí está el mundo.

jueves, 28 de septiembre de 2006

Un cuento de piratas que se perdió


Mamiloca escribió un cuento de piratas. Era un cuento hermoso y lleno de olas y acantilados y sirenas. De viento del mar. De tormetas y de ausencias.
Mamiloca ha escrito un cuento. Pero el cuento se ha perdido, ha desaparecido para siempre. Mamiloca se ha puesto triste. Porque aunque vuelva a escribirlo, las palabras ya no serán las mismas...
Mientras, el pirata del cuento prosigue sus aventuras ajeno a este desastre. Se ha ido a una isla. A veces, se pasea por campos abiertos repletos de flores. Y navega por la inmensidad azulada del mar. Y Mamiloca espera que sea feliz.
Cuando descanse, intentará escribir el cuento nuevamente.

Mamiloca es un poco despistada.

lunes, 25 de septiembre de 2006

el paisaje cambiante


Mamiloca sigue aquí. Pero ahora su vida cambiará un poquito, y tendrá que ir acostumbrándose, poco a poco, poco a poco... Con cuidado.


domingo, 17 de septiembre de 2006

De mañana.




Están todos durmiendo. Mamiloca lo sabe porque desde hace algún tiempo ya no le contestan cuando les habla. Se quedan quietos, sin mover un dedo, y ella no quiere importunar su sueño. No importa que no sepan que se ha ido... Para mamiloca ha sido una estancia mágica y sorprendente, y está satisfecha, aunque un poco triste.
Así que nada más el primer rayo de sol se ha colado por las rendijas de la ventana ha recogido sus pocos bártulos y ha salido a la brisa fresca de la mañana... Tal vez para no volver.
Ha cerrado la puerta con cuidado, para no despertarles, no sin antes lanzarles un beso en el aire y dedicarles la mejor de sus sonrisas.
Les ha dejado una nota de despedida prendida en la puerta y se ha ido alejando poco a poco, sin mirar atrás.

lunes, 11 de septiembre de 2006

Como un pez


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Y le dije al Mar:

Ven, mar...

Y el mar venía y me envolvía en su inmensidad y era grande su fuerza y yo me sumergía en él como si le perteneciera.


Ven, Mar. Ven, mar. Ven y hazme olvidar la locura del mundo.

Y le dije al mar:

Ven, Mar...

Y venía a buscarme y me despertaba.

Y yo no quería irme de allí, nunca.