domingo, 17 de septiembre de 2006

De mañana.




Están todos durmiendo. Mamiloca lo sabe porque desde hace algún tiempo ya no le contestan cuando les habla. Se quedan quietos, sin mover un dedo, y ella no quiere importunar su sueño. No importa que no sepan que se ha ido... Para mamiloca ha sido una estancia mágica y sorprendente, y está satisfecha, aunque un poco triste.
Así que nada más el primer rayo de sol se ha colado por las rendijas de la ventana ha recogido sus pocos bártulos y ha salido a la brisa fresca de la mañana... Tal vez para no volver.
Ha cerrado la puerta con cuidado, para no despertarles, no sin antes lanzarles un beso en el aire y dedicarles la mejor de sus sonrisas.
Les ha dejado una nota de despedida prendida en la puerta y se ha ido alejando poco a poco, sin mirar atrás.

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